Los depresores disminuyen la actividad funcional. Con fines médicos se usan como sedantes, a fin de inducir al sueño; y también como tranquilizantes, en dosis pequeñas, para calmar al paciente. Con el debido control médico, los barbitúricos son depresores eficaces para combatir el insomnio y la ansiedad; sin embargo, tomados en cantidades excesivas, producen un estado similar a la embriaguez, con el consiguiente peligro a sobredosis y accidentes.
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